Últimamente el ‘grito de la moda’ nos llama a hacer de los
lunes un día diferente, que nos llenemos de motivos, que esto, que aquello, que
actitud positiva, que las encuestas dicen, un centenar de palabrería, que a fin
de cuentas nadie (ni quienes con efervescencia lo viven diciendo) hacen algo
para hacer de los lunes un día diferente.
Hoy me puse a la tarea de hacer este lunes diferente. Es un
lunes lluvioso y frío ¿Qué más quieren? Llevábamos días, semanas y meses
soleados; ahí tienen su lunes, ya empezó diferente. Pero en mi querer entender
eso de los lunes diferentes me pregunté un par de tonterías ¿por qué es tan
necesario ver y hacer los lunes diferentes? ¿Qué tan diferente es el lunes del
martes o del viernes? ¿Será que quienes
trabajan el domingo y descansan el lunes también piensan igual? Y la verdad las
respuestas se pusieron algo esquivas… es por aquello de que algunos madrugan
más, o porque el trabajo en el que están les hace infeliz , o es porque deben
estudiar… en definitiva en ningún caso es culpa de los LUNES, así que dejémonos
de palabrería. Haga cada uno de sus días diferentes y especiales, lo que le
aburre es la rutina y nada tiene que ver con que sea lunes.
Pero para que vean que mi lunes fue diferente, hoy al salir
de casa, y en plena fría Bogotá me encontré un murciélago agonizante, me
impresioné un poco, lo más cercano que había visto a uno de estos animales fue
en una enciclopedia donde se hablaba de la taxonomía en sexto de bachillerato, pero…
¿qué hacia un murciélago en tierra fría? ¡No creo que haya venido por “zapatos
a la zapatería”!.
Ahora los invito a que cuenten su historia de “lunes
diferente”.
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