Y es que mucho he escuchado que dicen: “el que calla otorga”
o “no siempre el que calla otorga” y es que el silencio se ha convertido en el
amigo de muchos a quienes les cuesta asumir sus propios pensares y sentires, y
es que de pensar y sentir se trata este asunto, ese mismo asunto donde la
palabra y el ruido han ocupado el lugar del silencio y viceversa.
Y no estoy diciendo que tengamos que vivir hablando, aturdir
a quienes están a nuestro alrededor con millones de palabras que en ocasiones
resultan sosas, pues existen silencios que también hablan, que comunican, y es
que como decía William Shakespeare “es mejor ser rey de tu silencio que esclavo
de tus palabras”, pero al igual que las palabras los silencios deben ser bien
utilizados, no sería correcto callar en medio de una discusión en la cual se
pretende tomar una decisión o generar un acuerdo social, pues allí son y
resultan necesarias las palabras, el pensar, el hacer y el sentir. Así como
sería horriblemente incomoda una palabra en la mitad de un momento romántico,
de esos que van encaminados a un beso, de esos que lo que más necesitan es un
profundo y sincero silencio, de esos que hacen pensar y sentir en eternidades o
que simplemente detienen el tiempo.
Pero en nuestra sociedad moderna los silencios injustos y
cobardes están de moda al igual que las palabras inoportunas; empezando por las
nuevas tecnologías y sus aplicaciones, pasando por la palabra escrita y
terminando por la palabra hablada. Y es que veo como la gente se enoja (al
igual que yo) cuando lanzas una pregunta y nunca te arrojan la respuesta, veo
como ese ‘doble chulo azul’ del Whatsapp se convirtió en la actualización para
generar disgustos porque - “¿Por qué leyó y no me contestó?” – y cosas así, y también
veo como la gente arruina con palabras un momento que merece un silencio,
momentos como los de un lindo beso o abrazo preguntando ¿Si te gustó? O un
llanto conmovedor arruinado por un ¿estás llorando? Cuando es algo más que
evidente.
Y es que me pregunto qué pasaría si en la mitad de una riña
donde la gente opta por lanzar a su ‘rival’ palabras ofensivas mejor se guardara silencio para
dejar de alimentar cadenas de rencores, qué pasaría si en lugar de esperar palabras
esperamos que nos devuelvan un beso y una brazo, o si en lugar de preguntar si
está llorando y por qué mejor ‘apapachamos’ y es que también me pregunto cómo
sonaría la música si no tuviera
silencios, me cuestiono constantemente sobre qué pasaría si en las asambleas
ciudadanas la gente participara, que pasaría si contestamos todas las preguntas
aunque nos parezcan evidentes, cómo sería si nuestras palabras hacia los demás
estuvieran cargadas de amor y respeto.
¿Lo ha pensado? ¿Se lo ha preguntado? ¿Se ha respondido?
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