Del clima extraño, de la Bogotá que ya no es tan fría,
quedan rezagos de un no sé qué.
Aguacero tras aguacero, relámpago y ruido, dos o tres pensamientos desviados de la corriente del qué hacer se atraviesan en mitad de esta fría tarde de noviembre.
De fondo un buen rock, y de frente la desviación,
pensamientos contradictorios, sensuales y sexuales, ¡Frío! ¡Mucho frío! Soltero
desde hace un poco más de un año, ¿recuerdos? ¡NO!, no son recuerdos, son
fantasías, cosas que se me antojarían con alguien que me cure el frio de esta
tormentosa tarde.
Y… ¿en qué terminan tantas sensuales y sexuales ideas? Quedan
tan sólo en la compra de un ponqué de chocolate y un buen café caliente, en la
desviada soledad que acompaña este frío día.